9.5.09

BROADACRE CITY

BROADACRE CITY, 1932-1959

Frank Lloyd Wright

 

La idea de Broadacre City fue desarrollada en la cumbre de la carrera profesional de Wright y durante sus años de madurez. El primer tratado donde habló de ello fue en Disappearing City (New York: Payson, 1932), la primera revisión se consolidó en When Democracy Builds (Chicago: University of Chicago Press, 1945) y la revisión final fue publicada bajo el título de The Living City (New York: Horizon Press, 1958). 

El descontento de Wright con la ciudad surgió durante los años de la Gran Depresión, como resultado del crack de 1929. Vio en la centralización de las ciudades un exceso de construcción que minoraba la calidad de vida. Se burlaba de la idea de que un hombre en su sano juicio eligiese dejar las oportunidades que ofrecía el campo para vivir en los confines de una ciudad superpoblada. Probablemente, su estancia en Los Ángeles agudizó su atención. Allí, los constructores desaprovechaban los espacios abiertos con extensas viviendas, por lo que Wright experimentó en su persona los grandes problemas de tráfico generados por la ratio de automóviles per cápita mas elevada del mundo. Para entonces, ya habría observado el significativo modelo que se aproximaba: el tráfico aumentaba más en las zonas periféricas que en el núcleo central.  Fue también testigo de la emigración de los negocios fuera de este núcleo urbano y de los edificios relacionados con el automóvil, como los automercados. En unas conferencias que impartió en la Universidad de Princeton, afirmó que las ciudades tal y como hoy las conocemos dejarían de existir, siendo la actual una etapa previa a la desintegración. Respecto a la densidad, Wright recomendaba un acre de terreno para cada familia. Era el origen de Broadacre City, aunque por entonces no se llamase así. (broad = extenso, amplio; 1 acre= 4 046.85642 m2  ).

Transcurrido casi un año y medio publica The Disappearing City, donde proyecta más detalladamente el tipo de urbe que concebía condenando a las ciudades convencionales. Preveía un modelo más natural, buscando espaciosidad, luminosidad, apertura, amplitud y fuerza. Creía que el éxito del individuo descansa en una mayor libertad de movimiento, sugiriendo esta posibilidad gracias al avance de las telecomunicaciones, las tecnologías, los medios de transporte y las autopistas. Por tanto, estas serían las fuerzas que transformarían la ciudad occidental:

  1. electrificación, la anulación de distancia gracias a la comunicación y la iluminación constante de la ocupación humana
  2. movilización mecánica, la inmensurable ampliación del contacto humano debida a la invención del avión y del automóvil
  3. arquitectura orgánica, creación económica de forma construida y espacio de acuerdo con los principios latentes de la naturaleza
  4. radio, telégrafo, teléfono, producción estandarizada de los talleres.

 Wright denominó a esta nueva ciudad Broadacre City, porque se basaba en la cantidad mínima de un acre de terreno para cada familia. El gentilicio asociado sería el de “usonianos”, derivado de Usonia, acrónimo de los EE. UU. de Norteamérica. Broadacre City abogaba por la abolición gradual de la distinción entre ciudad y campiña, mediante una distribución más equitativa de la población sobre el terreno.

 “Imagine autopistas con espaciosos paisajes… gigantescas carreteras, gran arquitectura por sí mismas, pasando por estaciones de servicio, ya no monstruosidades, expandidas para incluir todo tipo de servicios y confort. Se unen y se separan –separan y unen la serie de unidades diversificadas, granjas, factorías, mercados próximos a la autopista, escuelas para niños, viviendas (cada una en su acre de terreno individualmente adornado y cultivado), lugares para el ocio y la diversión. Todas estas unidades así dispuestas e integradas para que cada ciudadano del futuro disfrute de todos los modos de producción, distribución, desarrollo personal y diversión, dentro de un radio de 150 millas desde su hogar ahora rápida y fácilmente accesible por medio de su coche o avión. Esta totalidad integral compone la gran ciudad que veo abarcando todo este país – la ciudad Broadacre del mañana.” Wright, The Disappearing City, cit., p. 44.

 Como se puede ver en la cita, la autopista como agente positivo de la descentralización, se transformó en símbolo e hilo conductor de la libertad humana.

Con todos estos elementos trabajando juntos, Wright supuso que ya no sería necesario establecer rentas mínimas. El individuo trabajaría basándose en lo que quería o le gustaba hacer, porque ya no era totalmente dependiente de las operaciones de otros para alcanzar su propio éxito. Así decidió que sería la verdadera democracia y el verdadero individualismo. Wright insistía en que la democracia no puede llegar a ser una fuerza vital hasta que:

-          la tierra sea libre para quienes puedan y elijan usarla para el bien común

-          el crédito del pueblo sea suyo, así establecido por su constitución, y su estado financiero, que ellos solos han creado, sea controlado por ellos mismos y usado libremente


Sus expectativas esperaban que las pequeñas oficinas de profesionales se situasen cera de los hogares o incluso dentro de las propias viviendas. Por lo tanto, la vía de intercambio comercial sería de mano a mano… y de granja a familia o familia a fábrica. Los servicios fiscales y públicos se localizarían cerca de los organismos y funciones de los condados.


Con la ayuda económica de su cliente Edgar J. Kaufmann (propietario de unos grandes almacenes)  decidió materializar de manera más minuciosa su proyecto. En el invierno de 1934-35, Wright dirigió a sus aprendices en la construcción de una maqueta de Broadacre City en un emplazamiento imaginario. La maqueta principal estaba formada por seis sectores que sumaban seis kilómetros cuadrados de la idealizada ciudad. La primera exposición de la maqueta fue en Nueva York (en el Rockefeller Center, del 15 de abril al 15 de mayo).


Como puede verse en el plano de emplazamiento (apéndice), el terreno genérico que Wright imaginó era esencialmente llano, a excepción de una accidentada zona en la esquina inferior izquierda. Una amplia gama de servicios se extendían con cierta regularidad, ordenados por un trazado ortogonal de carreteras. La arteria principal, a la derecha, la ocupaban trenes monorraíl de alta velocidad en el centro, con tráfico pesado en los carriles inferiores segregado del tráfico automovilístico por arriba. Los “aerotores”, término de Wright para designar una especie de helicópteros que no necesitaba campos de aterrizaje, reemplazarían a los aviones. También diseñó una especie de coches del futuro de dos ruedas


Dentro de esta zona de seis mil kilómetros cuadrados, se ubicarían mil cuatrocientas familias, cada una con una media de cinco miembros. Predominaban las pequeñas granjas, con las viviendas integradas junto a las estructuras de servicios, seguidas muy de cerca por pequeñas fábricas con viviendas en la planta superior. Para Wright eran estas las que integraban la unidad básica de Broadacre City. En esta utopía la propiedad privada de la tierra sería redistribuida, la renta eliminada y cada familia tendría no sólo un acre de terreno sino al menos un automóvil. Se diseñarían nuevos mecanismos de crédito social, eliminando aquellos basados en el interés. La productividad individual sería enfatizada, mientras que minimizados los aspectos de control del gran negocio. 

Arquitectónicamente, los edificios serían diseñados basándose en una “arquitectura orgánica”, que reflejaría la individualidad de la población, uno de los objetivos que Wright esperaba alcanzar. Además, abogó por el uso de materiales más modernos como el vidrio y el acero, que soportan las inclemencias meteorológicas pero permiten que la naturaleza y el hombre entablen una relación dinámica. Además, cada uno de los edificios independientemente de la función no serían monstruosidades, sino más bien grupos de pequeñas unidades en un hermoso paisaje ordenado. También abogó por el concepto de hoteles móviles y ciudades-barco que promovían la libertad de movimiento.

Gran parte de los edificios realizados por Wright fueron incluidos en el proyecto Broadacre: Millard House en Pasadena, California, la Kaufmann House o Fallingwater (Casa de la Cascada) en Bear Run (Pennsylvania), el Johnson Wax Company Administration Building en Racine (Wisconsin), la First Unitarian Church en Madison (Wisconsin), el rascacielos Price Tower de Bartlesville (Oklahoma, 1953), el Edificio de Oficinas Larkin de Buffalo (Nueva York), la Casa Robie en Chicago y el edificio helicoidal para el Museo Solomon R. Guggenheim en Nueva York, junto a un centenar de otros proyectos entre los que se incluyen también aquellos que no llegaron a realizarse. Estos proyectos se agrupan a partir de las funciones para las que fueron concebidos: “edificios para el trabajo” en los que se replantean los espacios donde se desarrolla el trabajo moderno; “edificios para el comercio” entre los que se incluyen, tiendas, bancos, estaciones de servicio, garajes y mercados al aire libre, “edificios conmemorativos y de culto” diseñados como espacios de congregación y fuentes de espiritualidad para la comunidad; “edificios para la enseñanza” escuelas y universidades abiertas a la naturaleza con espacios que permitieran el desarrollo de la creatividad; “edificios para las artes” entre los que se encuentran teatros, museos y construcciones polivalentes que permiten la celebración de distintas manifestaciones artísticas; “edificios para el ocio” planeados para aprovechar las ventajas que ofrecía el entorno natural, “edificios para la comunidad” donde se concentran los servicios ciudadanos necesarios para el autogobierno local de las poblaciones;  “edificios de viviendas individuales” en los que procuró armonizar el diseño y los materiales con el entorno en el que estaban situados y “edificios de viviendas colectivas” entre los que están representados algunos de los bloques de apartamentos que Wright situaba preferentemente en espacios abiertos al paisaje y hoteles para alojamientos temporales.

Wright definió el proyecto de Broadacre City como un modelo libre, que se definiría a sí mismo dependiendo del terreno así como de las condiciones climáticas y vitales.

Las propuestas de Wright para Broadacre City han sido ampliamente estudiadas, recibiendo duras críticas por parte de unos (Meyer Saphiro, George R. Collins,…) y elogios por parte de otros (Henry Churchil, Lewis Mumford,…). Más recientemente, algunos críticos han encontrado numerosos motivos de alabanza en el proyecto de Wright. Incluso se define como núcleo básico para comprender la madurez profesional del arquitecto. Además, su visión profética ha acertado, con increíble exactitud, en ciertos aspectos de la evolución de la ciudad moderna.

Wright caracterizó Broadacre City como ciudad viviente, que se encuentra cambiando y evolucionando constantemente. Llena de ejemplos de su propia arquitectura y declaraciones de principios, es concebida para corroborar su ideal de arquitectura orgánica, cuyo objetivo es sostener el principio de libertad personal. Es a su ideal de república capitalista orgánica al que Wright llama Broadacre City: la ciudad que es una nación basada en el sentido común.




















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