16.4.09

Grupo 2. Jorge Calzada Sánchez


Toda ciudad necesita crecer y ello provoca que, con el tiempo, la escala y las dimensiones se disparen, precisando de medios de transporte rápidos y eficaces. Podemos encontrar fotos de la Gran Via despejada, sin asfaltar, repleta de gente y algún carro tirado por caballos. Hoy día es impensable caminar por el centro de una calle y nos sorprende cuando nos la encontramos sin vehículos por una manifestación o algún tipo de evento. Por todo ello, el principal problema que encuentro en el crecimiento de una ciudad es el modo en que se resuelve el transporte, que no es sólo hablar de vehículos, sino de flujos, relaciones, directrices y ejes ordenadores.
De forma claramente subjetiva, me interesa potenciar un tipo de ciudad que se acerque al concepto de ciudad histórica europea, con la que me encuentro identificado culturalmente y en la que, considero, se puede enmarcar el parcelario. Un ejemplo muy gráfico de lo que quiero transmitir, podría ser la ciudad de San Juan (Puerto Rico) que visité este verano. Hasta 1898, San Juan era una ciudad española y como tal, crecía y se organizaba según el modo europeo. Hoy día es lo que se denomina San Juan viejo, y recuerda a cualquier ciudad de la costa mediterránea. Calles estrechas y en pendiente, sin espacio para el tráfico, que discurre de forma casual y limitada, comercios, restaurantes y, en definitiva, una plena vivencia de la calle. Bien, con la llegada de los estadounidenses como colonos (Puerto Rico es una colonia todavía, solo que lo camuflan en forma de “protectorado”) se estableció un sistema de expansión en horizontal. La ciudad ocupa grandes superficies en las que se alternan centros comerciales y restaurantes de comida rápida. Las calles están vacías, sin coche no haces nada…
Enfocándolo desde esta perspectiva, opino que una expansión en vertical favorece la permanencia de la ciudad histórica; crear conexiones a distintos niveles, una ciudad estratificada y por capas que se preocupe por no llegar a densificarse demasiado, es decir, abrir espacios públicos despejados, bien en conexión con la naturaleza o bien en forma de las tradicionales plazas. Obviamente, abría que preocuparse por atraer a la gente, repartir los usos residenciales, comerciales, laborales, culturales… de forma que se cree una trama en constante movimiento.
Los dos primeros dibujos intentan transmitir esa idea, crear una serie de núcleos de concentración, relacionados entre sí y que dejen “claros”, espacios libres para el uso público que observen necesidades culturales, comerciales o de otra índole. Para potenciar algunas cualidades tonales y relacionales de los dibujos, he experimentado con ellos para hacerlos más sugerentes.



Estos últimos pretenden recrear una perspectiva desde el punto de vista del individuo.












No hay comentarios:

Publicar un comentario