Mi propuesta consiste en simplificar la estructura de la ciudad, eliminando todos los elementos orgánicos y que no estén definidos geométricamente. Toda la ciudad estaría articulada en base a ortoedros. El crecimiento de la ciudad se realizaría de forma sencilla; pues consistiría en añadir fractalmente cuboides a la estructura. Las calles y vías de comunicación no estarían al aire libre, sino metidas dentro de alargados paralelepípedos que conectarían un edificio con otro. De este modo, cada paralelepípedo estaría destinado a un uso concreto: habría unos peatonales, otros para vehículos privados, otros para transporte público y otros para vehículos de emergencia o para evacuar la ciudad en caso de catástrofe natural, epidemia o guerra. Al estar separadas y aisladas las vías peatonales de las destinadas a vehículos, el humo y la polución de los coches no contaminaría el aire que respiran los ciudadanos. Las vías estarían, unas a ras del suelo, mientras que otras estarían a distintas alturas para que los trayectos entre dos puntos fueran directos. Por ejemplo, para ir desde la Puerta del Sol hasta el Retiro , en vez de ir por una vía en el suelo que tuviera que ir haciendo zigzag entre los edificios, habría otra vía recta por encima de ellos más rápida, pues la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. Las comunicaciones serían, por tanto, más eficientes.
Dibujo intuitivo partiendo de mi zona de trabajo (a la izquierda está el Cuartel General del Ejército de Tierra):
En este dibujo se empieza a definir geométricamente la estructura (a la derecha, la plaza de Chueca):
Dibujo de detalle sobre las intersecciones y uniones entre paralelepípedos:
Dibujo donde se define más la geometría:
Último dibujo, que incluye los edificios (núleos prismáticos grandes) y las diversas vías de comunicación (ortoedros alargados):
José Luis Fernández Pérez-Belmonte
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