22.4.09

MadriCh. Grupo 2. Jorge Calzada Sánchez

Referente a la división del parcelario, creo que no sería capaz de considerarlo como un conjunto de “bolsas” que respondan a cualidades de zonas concretas, como hablamos en clase; sólo se me presenta de forma más o menos clara el barrio de Salamanca, del cual no abarcamos lo suficiente como para intervenir de una forma diferenciada del resto.
Más bien, reitero en la idea de potenciar los ejes y directrices principales para coserlos posteriormente. Es decir, no considero que se deba trabajar por zonas “homogéneas” sino intervenir en las rupturas que se generan entre las mismas. Algo que también se insinuó al conectar, por encima de Recoletos, Colón con el barrio de Salamanca.
Si observamos; Recoletos, Serrano, Fuencarral y Hortaleza dividen en horizontal el parcelario y, únicamente, Álcalá y Gran Via en vertical. Por ello, al trabajar sobre el esquema comencé a crear una serie de núcleos, de acuerdo con mi propuesta, conectándolos en ejes verticales que iban desde el Retiro hasta Gran Via, conectando ambas. La forma que quedó era de Ch, de ahí el nombre, pero se generan muchas más conexiones transversales que dependen directamente de la disposición de los núcleos intermedios, pudiendo caracterizarlos en forma de hitos y crear así referencias físicas y virtuales.


El resto de la propuesta pretende seguir mi planteamiento inicial: trabajar por capas, a diferentes alturas y que se relacionen con núcleos que repartan los flujos principales. El primer dibujo fue, en parte, el desencadenante, y corresponde a la plaza de Vázquez de Mella. El segundo dejó correr la imaginación para ver qué se producía y el tercero es un comienzo de una intervención sobre todo el parcelario. El problema es que, aún teniendo las directrices sobre las que intervenir, la concretización de la escala y de la distribución por capas se me presenta todavía muy caótica.





Me parece importante retomar el debate sobre la esencia de Madrid; no para estresarnos aún más con las entregas o volver a discutir en clase. Simplemente pienso que existe una relación con el problema que supone el Estilo Internacional frente a la arquitectura vernácula de un lugar. Lo que un día hizo que los parisinos se llevaran las manos a la cabeza hoy es el símbolo, no sólo de la ciudad, sino de Francia entera. Y lo más intrigante es que, como todos sabemos, la Torre Eiffel podría estar perfectamente en Barcelona. La percepción de la ciudad evoluciona y por ello creo que nos podemos permitir ser un poco bestias. Eso no quiere decir echar Madrid abajo, más bien tener en cuenta que una ciudad está viva, y como tal debe regenerarse, crear nuevos tejidos. Otra cosa sería hablar de edificios definidos que pretendan convertirse en hitos o referencias de la misma ciudad. Su aceptación depende de otros factores que se nos escapan y sólo el tiempo nos da la respuesta. Sin ánimo de crítica, y referente a esto último he caricaturizado este hecho en el siguiente fotomontaje que espero no sea malinterpretado. La pregunta es si de verdad importa que esté aquí, en Madrid, o se habría producido el mismo resultado en, pongamos de nuevo, Barcelona.

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